Emma Carney irrumpió en el circuito ITU en el año 1994, y en su debut y para sorpresa de todos, ganó el título de este Campeonato Mundial.
La única que no se sorprendió con el triunfo fue la misma Emma porque estaba convencida que podría ganar. Lo que no sabía, era lo que traería aparejada esta victoria. Al regresar a Australia todos los medios nacionales la estaban esperando para entrevistarla. Su vida había cambiado. Antes de la temporada 1995 Carney manifestó, “Mi situación es extraña, llegué al circuito ITU como novata y como Campeona Mundial actual.”
Ahora quería probarse a sí misma, como dijo a la revista Triathlete en 1995, “Mi triunfo fue considerado como una excepción. Este año tengo que demostrar que no es así. Estoy aquí para medirme con las mejores.”
Y Carney lo hizo. Desde su primera carrera en una Copa Mundo ITU en 1995, hasta la primera de la temporada de Copas Mundo ITU en 1997, fue invencible: ganó 12 títulos de Copas Mundo ITU en esa época. En 1997 secundó a Michelle Jones en Mónaco, y luego obtuvo siete triunfos más. Carney posee una de las rachas más exitosas en la competencia ITU y lo atribuye a su concentración.
“Cada sesión de entrenamiento, cada carrera tuvo un objetivo; ayudarme a ganar, hacerme más veloz, perfeccionarme. Viví, respiré y soñé con el triatlón. Y eso por lo general me hacía ganar. Si no era primera, quería decir que no lo había hecho bien.”
Las temporadas 1995 y 1996 fueron increíbles, la única falla fue cuando perdió la carrera del Campeonato Mundial ITU. Eso lo rectificó en 1997 cuando ganó su segundo Campeonato Mundial ITU en Perth.
En 1998 comenzaron los problemas para Carney. Había dejado de triunfar por lo que entrenaba más y más. Seis años más tarde, mientras completaba una sesión de entrenamiento de natación en Edmonton, Carney sufrió un ataque cardíaco. El diagnóstico fue taquicardia ventricular, condición en la que los latidos del corazón se hacen incontrolables.
“Al mirar atrás, veo que tenia todos los síntomas de un problema cardíaco, pero no le había dicho a nadie lo que me pasaba al ir a correr. Creía que no era nada y seguía. Tuve suerte de no morir,” dijo Carney.
En 2004 se le implantó un desfibrilador en el ventrículo derecho, lo que le impidió continuar con ejercicios intensos. Cuando estaba encontrando el equilibrio sufrió un nuevo golpe, su hermana mayor enfermó y murió de cáncer.
“Vi morir a mi Hermana y la vida se terminó para mí también,” Carney le relató al escritor Timothy Carlson en 2006, “Sentía tanta angustia, no se puede comparar a nada de lo que había sentido o vivido antes. Me había obsesionado con ganar, sin darme cuenta que la vida es mucho más que eso.”
Esa desgracia la ayudó a poner las cosas en perspectiva. En 2012 se hizo tiempo para volver a sentir el espíritu de la competencia y participó en el Triatlón de Noosa. En 2014 aún ama el triatlón entrenar y organizar campamentos.